35 años después de la matanza de periodistas en Uchuraccay
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- Publicado: Viernes, 26 Enero 2018 16:20
- Escrito por Juan Francisco Camborda Ledesma

La remota aldea andina de Uchuraccay, una comunidad indígena quechua adquirió una trágica notoriedad de un momento a otro: fue el lugar donde sus pobladores dieron muerte a 8 periodistas y al guía que los condujo hasta las inmediaciones.
Desde que se conoció la noticia, la duda sobre los autores de la muerte de los periodistas fue persistente. Ni el Informe realizado por la Comisión Investigadora de los Sucesos de Uchuraccay presidida Mario Vargas Llosa e integrada Mario Castro Arenas y Abraham Guzmán Figueroa y el posterior de la Comisión de la Verdad han despejado todas las dudas.
Y la razón es la percepción que se tiene sobre lo que sucedió realmente esa tarde trágica del 26 de enero a 3,800 metros sobre el nivel del mar.
Abordar el tema de Uchuraccay 35 años después de la tragedia, no puede hacerse al margen de un balance del periodismo en Ayacucho durante el conflicto armado interno, porque la muerte de los periodistas en Uchuraccay marca un antes y un después para el trabajo periodístico.
Pero es necesario retroceder un poco, para ver como Ayacucho se fue convirtiendo en el centro de la noticia. Si bien, se señala a la quema de las ánforas electorales el 18 de mayo en Chuschi como el inicio de la “lucha armada”, este hecho paso desapercibido. Ningún medio local le dio importancia y los diarios que informaron, tomaron como fuente al Jurado de Elecciones que dio cuenta como un hecho aislado.
Sería el asalto al puesto de Tambo, cuando llegaron los primeros enviados especiales para cubrir la información sobre este acontecimiento. Los que venían eran periodistas de las páginas policiales, porque tenían contactos con el ministerio del interior.
Será luego del 3 de marzo, el asalto a la cárcel de Huamanga, que los medios enviarán a periodistas no sólo de las páginas policiales, sino también de otras áreas para que cubran las informaciones sobre lo que estaba pasando en el campo ayacuchano y en la ciudad.
Y al incrementarse las acciones de terroristas se declaró a fines de diciembre de 1982 a Ayacucho bajo el Comando Político Militar.
La muerte de los periodistas hay que entenderla en esta vorágine de violencia. A diferencia de los meses anteriores, cuando estaba a cargo de la policía la lucha antisubversiva y las fuentes de información eran más permeables con los periodistas de las páginas policiales, a partir de la llegada del General Noel, casi todas las fuentes de cerraron.
Esta es una de las razones por la que desean ir a cubrir ellos la información directamente. Y acá hay que señalar, 35 años después, muchos vacíos que hubieran podido evitar este trágico desenlace.
Desde el Estado, y en especial desde el Comando Político Militar, llevar a los periodistas acreditados como corresponsales y enviados especiales a Huaychao para que despejen sus dudas sobre como murieron los senderistas que fueron capturados por los campesinos; y los diarios de Lima, gestionar al Comando Político Militar garantías para los periodistas lleguen a Huaychao.
No se hizo ni lo uno ni lo otro. Además, por lo que sucedió, se demuestra que no se conocía el grado de exacerbación de los pobladores en medio de la guerra desatada por sendero.