actividades acuáticas

Las actividades acuáticas además de ser divertidas contribuyen en distintos aspectos en el desarrollo personal, emocional y social de los niños. Asimismo, aumenta su independencia y la seguridad en ellos mismos.

En este contexto, Huggies, da a conocer algunos beneficios que brinda este tipo de experiencias a los más pequeños de la casa.

Potencia el desarrollo psicomotor. A diferencia de los ejercicios fuera de agua, el desplazamiento en líquidos brinda una sensación de libertad, ligereza y facilidad para realizar distintos movimientos. Esto contribuye una mejor coordinación y sensibilidad motriz en los primeros años de vida.

Fomentan los buenos hábitos de seguridad en el agua. Siempre bajo la supervisión de sus padres o tutores, es aconsejable que los niños desarrollen una relación cercana, cuidadosa y amigable con el agua desde pequeños. Entre el primer y cuarto año, los bebés pueden tomar clases iniciales de natación en compañía de sus padres o simplemente chapotear, hasta que se sientan preparados para aprender a nadar solos.

Despiertan la curiosidad y fortalecen la confianza en uno mismo. Las actividades en el agua ayudan a la estimulación temprana, lo que contribuye a una mejor percepción del entorno, a ser más aprehensivo, independiente y también al desarrollo de la autoconfianza.

Afianzan la relación afectiva y cognitiva del bebé y sus padres. Al ser una actividad conjunta, al momento de estar en la piscina, el bebé puede sentir el instinto protector de sus padres. Las reacciones innatas e instintivas que generan practicar natación contribuyen a alimentar el amor y la sensación de orgullo de parte de papá y mamá.

Contribuyen a la relajación, el sueño y el apetito. El agua tiene propiedades relajantes que ayudan a liberar la tensión nerviosa. Además, permiten que los niños disfruten más y mejor sus horas de sueño. Las actividades acuáticas también generan mayor apetito.