Mientras más usuarios disfruten de las ventajas del Internet, más oportunidades tienen los ciberdelincuentes para realizar sus estafas. Y es que son muchas personas alrededor del mundo que han sido engañados con la falsa herencia, ofertas de trabajo, sorteos que han ganado, entre otros.
En este contexto, ESET analiza por qué los usuarios siguen cayendo en las estafas y comparte las razones principales de estas.
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El conocimiento acumulado vale la pena. Muchos de los esquemas de engaño que circulan existen desde hace mucho tiempo. Esto hace que exista una especie de conocimiento acumulativo que se transmite a la “próxima generación” de estafadores. En la actualidad los correos electrónicos de phishing están bien diseñados y muchos no se dan cuenta que hay algo sospechoso a primera vista.
Las “huellas digitales” que dejamos en Internet se utilizan en nuestra contra. Algunos estafadores sacan provecho a todos los datos disponibles y aparentemente inofensivos que existen sobre nosotros. Por ejemplo, la información que se publica en redes sociales puede ser monitoreada por actores malintencionados que los usan para un engaño creíble.
Los estafadores son buenos contando historias. Muchos crean historias muy verosímiles que no siempre activarán los mecanismos de alerta internos. Y en esta línea se mueven rápidamente para intentar aprovechar eventos actuales que atraen el interés de una gran masa de personas para sacar ventaja de esta situación.
La sensación de urgencia «¡Es una emergencia!». Los estafadores intentan manipular a las potenciales víctimas para convencerla de que tiene que actuar ahora, ya que no quieren que analicen bien las cosas. Un premio será una oferta por tiempo limitado y una factura vencerá el mismo día, por nombrar solo algunos ejemplos.
A todos les gustan las cosas gratis. Aprovechando las dificultades financieras o simplemente el deseo de que llegue una oportunidad única para obtener dinero fácilmente, muchos esquemas comienzan ofreciendo obsequios falsos o involucran promesas de retornos de inversión altísimos.
Estar programados para obedecer a la autoridad. Los usuarios tienden a confiar en aquellos en posiciones de autoridad. Los estafadores a menudo se hacen pasar por personas que tienen algún tipo de experiencia, un representante del gobierno, un ejecutivo de una empresa o un experto en un campo específico. Los estafadores intentarán parecer o suplantar la identidad de oficiales y usarán los nombres de empresas u organizaciones que pueda reconocer.
Estar distraídos. Las estafas son cada vez más frecuentes, y puede suceder que alguien intente una estafa un día en que uno se sienta enfermo, cansado o vulnerable. Cuanto más preocupados se esté por algo, mayores son las probabilidades de que se preste menos atención a los detalles, lo que abre la puerta a posibles riesgos.
Los estafadores están enfocados. Los delincuentes saben cuáles son las respuestas más comunes que solemos dar cuando intentan engañarnos y se anticipan desde el discurso. Mientras se esté intentando averiguar si una llamada de un número de teléfono es legítima o no, ya se están apoderando de nuestra mente, por así decirlo.
El agrado por ayudar. Las maniobras que involucran solicitudes de ayuda crean empatía con el estafador o con las personas que el estafador dice representar. Por ejemplo, las historias de tragedias personales o emergencias públicas siguen siendo efectivas. Incluso si se sospecha si pudiera no ser cierto, todavía se está dispuesto a ayudar.
Los estafadores tienen “empatía”. Si se interactúa, por ejemplo, con un estafador que está al acecho en apps y sitios de citas online, generalmente a través de mensajes, es posible que pasen un tiempo preparándolo para ganar su confianza, e incluso probar hasta dónde pueden llegar con usted.
“Internet ha dado vida incluso a esquemas antiguos, ampliando las oportunidades para los estafadores, especialmente la cantidad de potenciales objetivos. Las estafas se están volviendo cada vez más sofisticadas y ninguno de nosotros es inmune a todos los diversos esquemas de fraude en Internet que han demostrado su poder de permanencia.”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Ante estas situaciones, ESET comparte algunos consejos para saber qué hacer si se cae en una de las estafas:
-Si es una estafa en redes sociales, se puede contactar al área de soporte. Si es una estafa en una plataforma de compras se puede contactar con el proveedor del servicio para denunciar la estafa y pedir ayuda.
-Si hay dinero de por medio, es importante llamar al banco e informar que se ha sido víctima de un engaño. Esto es especialmente útil cuando se trata de recuperar dinero perdido o evitar que usen los datos robados.
-No hacer ningún pago para ganar un “premio”.
-Si se informa de una propuesta para obtener ganancias financieras futuras en el mercado de valores o de un proyecto de Bitcoin, no pagar sus “impuestos” de antemano.
-Cambiar todas las contraseñas en caso de que el estafador tenga los datos personales.
-Verificar la configuración de privacidad en las redes sociales. Limitar quién puede etiquetar en fotos y comentarios.
-Reportar la estafa a las autoridades correspondientes.